Cuando honras tu historia, tu presente se fortalece
- asp3020
- 2 feb
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Actualizado: 6 abr

¿Alguna vez te has detenido a pensar en todos los recursos que te han acompañado para llegar hasta donde estás hoy? 🤔✨
A veces creemos que esos apoyos deben verse como personas, logros o aprendizajes concretos. Pero hay recursos silenciosos que están ahí, sosteniéndonos, aunque en su momento no lo sepamos reconocer.
Para mí, uno de ellos fueron los caballos. 🐴❤️
La primera vez que monté tenía seis años. Sentí una emoción imposible de describir. No era solo subirme a un caballo… era tocar algo más grande, más libre. Un lazo invisible me unía a ese animal y, también, a mi papá, con quien compartía esta pasión. 👨👧
Durante mis primeros treinta años, los caballos fueron un refugio silencioso. Su sola presencia me daba paz. Aunque no siempre podía escucharlos, su energía me acompañaba. 🌿
En un mundo adulto atrapado en el “deber ser”, ellos me ofrecían otra frecuencia: la del cuerpo, la del presente, la del instinto. Me hablaban desde lo esencial. Un lenguaje que entonces no comprendía, pero que hoy reconozco como verdadero. 🌌🐎
Recuerdo cómo, en la pista, los niños parecíamos entendernos mejor con ellos. Tal vez porque aún no habíamos sido arrastrados por las exigencias de la mente. En ese espacio ecuestre, lleno de reglas, también emergía algo más puro: la conexión desde lo instintivo. 💫
Con el tiempo, entendí que la equitación no es un deporte como los demás. Aquí no juegas con una pelota, sino con un ser vivo. Y ese ser siente. Los caballos no mienten. Reflejan lo que no quieres ver. 🤍
Yo lo viví. Pasé de ser una amazona segura, a perder toda conexión. Ellos ya no saltaban. Yo me perdía. Todo colapsó. Pensé que era una mala racha. Hoy sé que había perdido la confianza en mí misma. Y ellos, fieles a su naturaleza, simplemente lo mostraban. 💔
Petit, testarudo y noble, se detenía frente a los obstáculos. Yo me enojaba con él… sin entender que la inseguridad era mía. Jacinto, fuerte y decidido, terminó reflejando el miedo de la niña que vivía dentro de mí.
Los caballos fueron mis espejos. Mis maestros. Mis guías.
Hoy, desde el lugar en el que estoy, comprendo algo esencial: en la vida, como lo enseña la filosofía de las constelaciones familiares, solo podemos avanzar con fuerza cuando reconocemos y agradecemos lo que nos sostuvo. Cuando honramos esos recursos, visibles o invisibles, que nos acompañaron cuando aún no sabíamos cómo pedir ayuda. 🌈
He pensado en volver a montar. Pero no para competir, ni para destacar. Quiero hacerlo desde otro lugar. Desde una casa interior habitada. Una donde hay alguien presente, capaz de sostener a esa niña que, un día, dejó de confiar en sí misma. 🏡
Quizás esta segunda vuelta me permita vivir lo que antes no supe ver: esa conexión sutil donde no hay exigencia, solo un ritmo compartido. Donde la confianza no se impone, se habita. 🌟
Hoy quiero honrar a los caballos. Agradecerles su presencia, su enseñanza, su espejo. Y despedirme de esa etapa, cerrando un ciclo con amor. 🌺
Porque cuando algo es reconocido y agradecido, puede descansar. Y entonces, nosotros también podemos dar el siguiente paso con más fuerza, más integridad, más alma.
Quizás algún día vuelva. Pero ya no para huir del mundo, sino para celebrar mi presencia en él.
Y tú… ¿qué recursos te acompañaron silenciosamente en tu camino? ¿Cuáles aún no has reconocido ni agradecido? 🌊🎶🌸
© 2025 Adriana Soberon P. Todos los derechos reservados.
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