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Los caballos sabían algo de mí que yo aún no entendía

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Actualizado: 8 feb

Mi querido Jacinto
Mi querido Jacinto

¿Alguna vez te has detenido a pensar en todos los recursos que te han acompañado para llegar hasta donde estás hoy? 🤔


Para mí, uno de los más importantes fue estar cerca de mis amigos: los caballos. 🐴❤️


La primera vez que monté un caballo tenía seis años. Recuerdo la emoción y la sensación de aventura al subir por primera vez a su lomo. No era solo un deporte; era una conexión instantánea con algo más grande, más libre. Un gusto que compartía con mi papá, un lazo que nos unía más allá de las palabras y las rutinas diarias. 👨‍👧


Todavía recuerdo la fascinación que sentí al estar cerca de los caballos. Su sensibilidad me hablaba de algo que yo misma aún no entendía, pero que reconocía como propio. Mi papá, un hombre de corazón sensible, también se enamoró de ellos. Así, durante años, los caballos se convirtieron en mi refugio, mi espacio seguro. Montar era estar en contacto con un lenguaje sin palabras, una comunicación profunda y silenciosa. 🌌🐎


Mientras los adultos a mi alrededor vivían atrapados en los guiones del deber ser, en la prisa y en la mente, yo encontraba en los caballos un respiro. Ahí no se trataba del lenguaje de las palabras y la mente, sino de la energía, de lo esencial que cada jinete tiene en sí mismo. 🌿✨


El ambiente ecuestre también tenía su propia magia. Los niños parecían encontrar la simbiosis con el caballo con más facilidad, tal vez porque aún no habían sido absorbidos por las lagunas de la mente adulta. Me gusta pensar que, más allá de la equitación, los que estábamos ahí buscábamos algo que nos hacía falta. En un mundo que priorizaba la etiqueta y la rigidez de los automatismos, los caballos nos recordaban la importancia de lo instintivo. 🐾💫 No es de extrañar que, para aquel que se encontraba más alejado de su instinto animal, más difícil se le hacía poder crear ese binomio perfecto con el caballo.


Los caballos son seres sumamente sensibles. Han servido a la humanidad durante siglos, pero no de la forma en que comúnmente creemos. Existe una simbiosis entre jinete y caballo: ellos sienten nuestra energía y nos responden con absoluta honestidad. En mi infancia, mis caballos fueron mis maestros, espejos de emociones que muchas veces no sabía poner en palabras. Sin darse cuenta, me enseñaban lecciones que en aquel entonces no podía comprender. 🌈📚


Pasé de ser una amazona segura, decidida y destacada a no poder conectar con ningún caballo. De un día para otro, me convertí en un desastre: me perdía en las pistas, los caballos no saltaban, todo se desmoronó. 😥🐴


Hoy, con la perspectiva que da el tiempo, entiendo lo que en su momento no supe ver: los caballos reflejaban lo que yo no quería reconocer en mí misma. Había perdido la confianza en mí, y si yo no confiaba en mí, ellos tampoco lo harían. 💔


Recuerdo especialmente a Petit, mi caballo testarudo y noble. De niña, no entendía por qué se negaba a saltar ciertos obstáculos. Me frustraba y desesperaba. Hoy sé que él no se sentía seguro conmigo porque yo tampoco me sentía segura conmigo misma. 🐴💪


Y Jacinto, mi último caballo, un animal fuerte y enérgico, había sido montado por un jinete decidido. Me enseñó lo que era la confianza… hasta que la niña desconfiada que habitaba en mí terminó por asustarlo a él también. 🌟


La equitación no es un deporte solitario como el golf o la natación; aquí dependes de un ser vivo. Cuántas veces subestimé eso. 🤷‍♀️


Hoy, al mirar mi camino como amazona desde un lugar distinto, veo lo maravilloso que fue ese viaje y todo lo que podría haber aprendido si hubiese estado más despierta para escuchar lo que los caballos me comunicaban sin palabras. 🌅🐎


He pensado en volver a montar, pero ya no para competir ni demostrar nada, sino para sentir al caballo, caminar con él. Hacerlo desde un lugar donde hay alguien en casa, alguien a cargo de esa niña interior que un día se sintió en desconfianza. 🏡❤️


Quizás esta segunda vuelta me permita experimentar esa conexión sutil de la que hablan los grandes jinetes, esa que no impone, sino que fluye en un mismo ritmo. 🎶✨


Montar desde un lugar consciente, entendiendo que, aunque yo dirija, solo puedo hacerlo cuando realmente me siento segura en mí misma. Algo que mis amigos, los caballos, siempre supieron. 🌈🐴


Hoy, al mirar atrás, veo que mi infancia no fue tan solitaria como alguna vez sentí. Había muchos recursos a mi alrededor que no necesariamente involucraban humanos. Y que di por sentados, pero que me sostuvieron: los caballos, la naturaleza, la música, la unión familiar, la comida de mi mamá, el mar—especialmente el de Acapulco. 🌊🌺


Fueron ellos los que también marcaron mi infancia y me llevaron a ser quien soy hoy. Hoy los reconozco y los agradezco. Porque, aunque en su momento no lo supe, también fueron mi refugio, mi sostén y mi guía. 🙏❤️


¿Y tú? ¿Cuáles fueron esos recursos que te sostuvieron cuando más los necesitaste, aunque en su momento no fueras consciente de ello? 🤗💭




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