top of page

Cuando separarte es un acto de amor propio

  • asp3020
  • 18 jun 2023
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 22 mar







La separación y el vacío han sido experiencias constantes en mi vida… y seguramente también en la tuya, aunque a veces prefiramos no mirarlas de frente 🌌. Ese vacío aparece cuando nos alejamos —temporal o definitivamente— de alguien o algo que hemos amado profundamente ❤️.


Es incómodo, y aunque quisiéramos evitarlo, forma parte de nuestra existencia. Desde el comienzo de la vida lo vivimos: al nacer dejamos el vientre materno, ese primer hogar que lo era todo. No fue la mente la que nos sacó de ahí, sino una incomodidad corporal profunda, ese impulso instintivo que nos llevó a separarnos de lo conocido porque ya no había espacio para seguir creciendo 🤰✨.


Con el tiempo, he aprendido a escuchar esa misma incomodidad en mi cuerpo. A veces se presenta como una señal silenciosa que me dice: algo necesita cambiar 🔄. Otras veces, como un susurro que me invita a dejar atrás lo que ya no me nutre para dar lugar a lo nuevo 🌅. Y aunque ese llamado suele llegar envuelto en incertidumbre, he descubierto que seguirlo me abre a mi propia expansión, al movimiento natural de la vida que nos empuja, siempre, hacia una versión más plena de lo que somos 🌍💫.


Aceptar esa incomodidad no es rendirse, es afirmarse en la vida. Escuchar lo que duele, lo que arde, lo que vacía… es, en realidad, un acto profundo de amor propio 🌱💖. Es decirle “sí” a lo que cambia, a lo que se transforma, a lo que quiere emerger desde adentro.


Porque separarse de ciertas personas, ideas o lugares que alguna vez nos definieron puede liberarnos, sí, pero también nos deja con una sensación de pérdida, desorientación y nostalgia 🌪️. Es lo que llamo el “vacío interior”: ese espacio que incomoda, pero que —cuando nos permitimos habitarlo— se convierte en una poderosa fuente de energía 🔥🌌.


En ese vacío, algo nuevo empieza a respirar. La distancia genera un campo fértil donde partes dormidas de mí pueden empezar a florecer 🌷. También me ofrece perspectiva: lo que antes no lograba ver, atrapada en la cercanía o en la fusión, comienza a volverse claro. Porque la unión, aunque amorosa, puede distorsionar 💞; mientras que la distancia aporta objetividad 🎯 y abre los ojos del alma.


He comprendido que la vida está hecha de estos ciclos: unión y separación 🌊. No son opuestos, sino parte de una misma danza que nos invita a movernos, a fluir, a reencontrarnos con nosotras mismas una y otra vez. En ese vaivén aprendo a amar y a ser amada sin comprometer mi esencia, sin dejar de ser quien soy ✨.


Pero claro, no siempre es fácil transitar este movimiento. A veces nos aferramos tanto a la unión, que evitamos sentir el vacío —y con ello, perdemos la oportunidad de crecer 🤲. Otras veces, nos quedamos tan identificadas con la distancia o el dolor, que olvidamos cómo volver a acercarnos, cómo abrirnos nuevamente al encuentro 🚪💔.


Y sin embargo, creo que ahí está el gran aprendizaje: permitirnos vivir ambos movimientos, sin quedarnos atrapadas en uno solo. La vida, quizás, no nos pide certezas, sino presencia. Tal vez no se trata de aferrarnos a lo que ya conocemos, sino de expandirnos hacia lo desconocido.


Dejar que el misterio nos toque. Que el vacío nos hable. Que la unión nos transforme.Y que la separación nos recuerde que, a veces, para encontrarnos de verdad… primero hay que soltar 🌠.


Adriana Soberon P. ©️ Copyright. Todos los Derechos Reservados.





 
 
 

Comments


@COACHADRIANASOBERON

Suscríbete a la Newsletter de Adriana Soberón y recibe cada semana inspiración, reflexiones y herramientas para transitar cambios con claridad,  y conexión contigo mismo.

Gracias por ser parte de mi Comunidad

Subscribe tu e-mail para recibir  mis Artículos mas Recientes

  • Facebook

©2020 por Adriana Soberon

bottom of page