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¿Es el alcohol el problema… o lo que aún no sabes sostener sin él?

Actualizado: 6 abr




Expandir nuestra experiencia —y la conciencia de ella— es parte esencial del camino de la vida. Algo que solemos olvidar es que energía y conciencia no están separadas: nacemos como una fusión de ambas. No hay energía sin conciencia, ni conciencia sin energía.


Somos los únicos seres capaces de reflexionar sobre nuestra propia energía: esa fuerza que impulsa nuestra existencia, nos llena de dirección y nos conecta con el sentido.


A lo largo de nuestra evolución, necesitamos desarrollar un contenedor interno más amplio, uno que pueda sostener las intensas corrientes de energía que la vida despierta. Este proceso no es cómodo. Implica, muchas veces, tolerar la coexistencia del miedo a lo desconocido junto con el deseo profundo de crecer. Esa ambivalencia es el umbral de nuestra madurez y nuestro potencial.


Pero, ¿qué pasa cuando no contamos con la conciencia suficiente para acompañar lo que sentimos?Cuando nuestra vida avanza sin pausas ni autorreflexión, perdemos el contacto con nuestra experiencia interna. Actuamos desde el automatismo, guiados por antiguos condicionamientos y estímulos externos. Es ahí cuando dejamos de habitarnos.

Y en ese vacío, buscamos afuera —personas, distracciones, sustancias— alguna experiencia que intensifique lo que sentimos, aunque sea por un momento. A veces, esa búsqueda nos lleva al alcohol.


En muchas culturas tradicionales, el uso de sustancias como el alcohol o plantas psicoactivas tenía una función completamente distinta. Se integraban en rituales de iniciación que marcaban el paso de la adolescencia a la adultez, guiados por la comunidad.


El propósito era acompañar a los jóvenes a atravesar experiencias intensas —conexión con lo divino, vacío, ansiedad, desconexión— y enseñarles a sostenerlas desde un lugar interno más amplio.


Según un artículo publicado en Psychology Today, estas prácticas buscaban “expandir la capacidad del individuo para habitarse a sí mismo en medio de la transformación, en vez de escapar de ella” (The Lost Rituals of Initiation, 2022).


En ese contexto, el alcohol no era un regulador emocional, sino un portal simbólico. Los rituales enseñaban al joven a contener su energía, en vez de evadirla; a canalizarla hacia lo que da vida, en vez de perderse en lo que la fragmenta.


Hoy, en ausencia de estos ritos, muchas personas recurren al alcohol no como símbolo de transformación, sino como forma de escape. Se utiliza para adormecer lo que no se puede contener, para detener el tiempo o para intensificar artificialmente una experiencia que aún no se habita por completo.


Y quizás quienes lo hacen compulsivamente se encuentren en alguno de estos escenarios:


  • Atrapados en el pasado, buscando revivir la intensidad emocional propia de la infancia.

  • Agotados por una vida que avanza sin pausas, usando el alcohol para sentir algo —cualquier cosa.

  • En medio de una transición, con una conciencia que ha crecido más rápido que su capacidad corporal para sostener la energía que emerge.


En todos estos casos, el alcohol actúa como un regulador externo ante una energía interna que aún no ha encontrado espacio suficiente para ser contenida.


Por eso, si te reconoces en alguno de estos lugares, el primer paso no es moderar el consumo ni tomar con más consciencia. El primer paso es detenerlo por completo, al menos por un tiempo, y darte la oportunidad de explorar cómo son esas sensaciones sin anestesia, sin atajos.


Solo al dejar de regularte con algo externo puedes comenzar a conocerte a mayor profundidad, expandir ese contenedor interno del que hablábamos al inicio, y abrir espacio a una relación más íntima contigo mismo.


Con el tiempo, si eliges volver a incluir el alcohol, ya no será para escapar o intensificar lo que no puedes sostener. Será desde un lugar maduro, donde la bebida ya no regula tu energía, sino que puede acompañar con intención un momento particular —sin desconectarte de ti.


La verdadera diferencia está en desde dónde haces lo que haces. Y ese "desde dónde" tiene todo que ver con tu capacidad de habitarte con presencia.

Porque el ritual pendiente hoy no tiene que ver con ninguna sustancia…

Sino con nosotros mismos.





Adriana Soberon P. ©️ Copyright. Todos los Derechos Reservados. 📝🔒

Este texto no puede ser reproducido ni distribuido sin el consentimiento de la autora.








 
 
 

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