Cuando la calma llega después del derrumbe
- asp3020
- 24 sept
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Actualizado: 28 sept

Hay momentos en la vida en donde el cambio te mira a los ojos.
No importa si lo buscaste o si llegó sin avisar: ahí está, delante de ti, invitándote o empujándote a cruzar un puente desconocido.
Si lo elegiste, probablemente caminas con ilusión, aunque también con dudas. Si te fue impuesto, quizás sientes un peso en el pecho, un nudo en el estómago o la tentación de correr hacia atrás y aferrarte a lo que ya no está.
El impulso de resistir es humano.
Todos intentamos, de alguna manera, retener lo que nos resulta seguro. Pero resistir demasiado solo alarga el sufrimiento.
El verdadero poder nace cuando se permite sentirlo todo: el dolor, lo incómodo, la incertidumbre… sin huir de ello.
No se trata de resistir el cambio hasta caer en la resignación, sino de atravesarlo con presencia: vivirlo, habitarlo y sostenerle la mirada. Porque justo ahí, en medio de lo que más intimida, comienza a revelarse algo profundo: un sentido.
Ese sentido se vuelve un ancla desde la cual podemos movernos con más firmeza, no solo frente a los cambios impuestos, sino también hacia aquellos que elegimos, con mayor libertad, fuerza y confianza.
El biólogo Humberto Maturana lo dijo con claridad:
“Todo cambio se sostiene por lo que se quiere conservar.”
Y es verdad: no se trata de dejarlo todo atrás ni de saltar al vacío, sino de reconocer qué te llevas contigo.
Porque, lo que conservas es lo que te da las raíces para sostener el cambio.
Cuando tienes eso claro, el movimiento deja de sentirse como una caída libre y comienza a sentirse como un viaje con cimientos.
Hay un ritual sencillo, que me fue transmitido por la maestra de constelaciones familiares, la Dr. Ingala Robl, quien nos recuerda que soltar no significa perder lo vivido.
Y aqui te dejo un ritual que aprendi de ella:
Primero y de pie, mira o imagina delante de ti aquello que dejas atrás: puede ser una persona, un equipo de trabajo, un proyecto, una ciudad o una etapa de vida.
Agradécele, reconócele lo que te dio, haz una lista de todo aquello recibido: relaciones, aprendizajes, experiencias, valores, costumbres, momentos, conversaciones que marcaron tu historia.
Y entonces afirma en voz alta o en silencio: “Vaya a donde vaya, esté donde esté, haga lo que haga, te llevo en mi corazón. No me voy vacía. No me voy perdida. Sí, duele… pero me lo llevo.”
Después, gírate hacia lo que viene. Aunque no sepas todo lo que traerá, recuerda lo que ya traes contigo: tus valores, tus aprendizajes, tu forma de trabajar y relacionarte, tu experiencia, tus talentos, tu sensibilidad.
Y afirma: “No vengo con las manos vacías. Traigo todo lo que me ha hecho quien soy. Ofrezco lo que soy y de dónde vengo. No vengo a pedir, vengo a intercambiar.”
Este simple acto cambia algo en lo profundo.
Recuerda que no llegas vacía, que no mendigas un lugar: llegas con algo que ofrecer. Y eso da raíces, dignidad y calma para caminar hacia lo nuevo.
Si hoy estás frente a un cambio, no olvides: no se trata solo de adaptarte a lo que viene, sino de llevar contigo todo lo que eres.
Esa es tu verdadera casa. Y desde ahí, cualquier lugar, cualquier etapa, puede ser un nuevo comienzo.
La Estrella en el Tarot de Marsella (XVII – La Estrella) ✨
Después de la caída de La Torre, viene La Estrella.
El derrumbe que parecía fin se transforma en inicio.
La Estrella aparece como un bálsamo después de la tormenta: un recordatorio de que, aun cuando todo lo externo se tambalea, lo esencial permanece dentro de ti.
Este arquetipo es la imagen de la aceptación serena y de la calma que llega cuando ya no hay nada que sostener por la fuerza. Simboliza la desnudez del ser que, sin artificios ni defensas, se entrega a la vida tal cual es, confiando en que lo nuevo traerá también su sentido.
La Estrella habla de reconexión con lo esencial. Nos recuerda que lo vivido lo amado, lo aprendido, lo perdido no se borra, sino que se integra. Es esa certeza la que permite dar el siguiente paso con gratitud, no desde la carencia sino desde la abundancia de lo que ya eres.
Por eso, su mensaje es profundo:
✨ No llegas vacío.
✨ No vienes a pedir, vienes a ofrecer.
✨ Todo lo que fuiste te acompaña y te sostiene.
Caminar con La Estrella es caminar con dignidad y calma, con la confianza de que en tu interior brilla una luz capaz de guiarte incluso en la noche más oscura.
🌿 Nota personal
Lo que comparto aquí es fruto de mi camino, de lo que he aprendido y sigo aprendiendo en el andar de la vida. No pretende reemplazar acompañamientos profesionales, sino abrir un espacio de reflexión, calma y conexión contigo misma.
© 2025 Adriana Soberón
Con amor y respeto,
Adriana Soberón ✨
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