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¿Y si tu “mejor versión” no fuera la más perfecta?

Actualizado: 16 oct

Cuando estar en paz no se ve como pensabas
Cuando estar en paz no se ve como pensabas

Siempre imaginé que “estar bien” se veía impecable: con energía, en forma, rodeada de gente y sonriendo en cada foto. Pero un día, sin proponérmelo, descubrí otra forma de estar bien… y se parecía más a La Fuerza del Tarot de Marsella.


En la carta, una mujer serena abre con sus manos la boca de un león. No lo domina, no lo reprime. Lo mira, lo contiene y convive con su energía. Eso era lo que yo empezaba a vivir: dejar de pelear con lo intenso en mí, y aprender a habitarlo.


Por fuera, quizás parecía más desordenada, más callada, más alejada de ciertos círculos.

Incluso más sola.


Pero por dentro… había un orden nuevo. Uno que no dependía de la aprobación ajena. Uno que me permitía soltar la versión funcional y sonriente que sostenía todo, para encontrarme con la que realmente soy.


No llegué ahí sin incomodidad.


El dolor me había dejado sin respuestas claras, pero me obligó a quedarme conmigo. Y en esa permanencia, lo que antes me asustaba, mis emociones, mi intensidad, mis pausas dejó de ser enemigo.


Se volvió aliado.


Eso entendí de La Fuerza :


no es la que arrasa,

es la que permanece.


No es la que controla, es la que acompaña.

No es la que calla lo que siente, es la que sabe sentir sin romperse.


Por eso, aunque por fuera no parezca mi “mejor versión”, por dentro me reconozco más que nunca.


Y si tú también estás en ese lugar, recuérdalo: estar bien no siempre se ve bien.


Pero esa paz honesta, silenciosa y tuya… también es fuerza.


🌿 Sobre el Tarot de Marsella y el arquetipo de La Fuerza


No llegué al Tarot de Marsella buscando respuestas. Fue más bien un lenguaje que se fue acercando a mí con el tiempo. Primero a través de imágenes que me llamaban la atención, luego como un mapa que empezaba a dar forma a procesos internos que ya venía atravesando.


El Tarot de Marsella, en su forma más antigua, no busca predecir el futuro. Es un sistema simbólico que describe las grandes etapas del desarrollo humano desde una perspectiva arquetípica. Cada carta representa una energía que, en algún punto del camino, puede activarse en nosotros y ayudarnos a evolucionar. No es algo mágico. Es profundo. Y cuando lo usamos como espejo, puede ser una herramienta clara para reconocer lo que estamos viviendo.


La carta de La Fuerza no habla de imponerse, ni de reprimir lo que sentimos.


Habla de aprender a habitar lo que somos con todo lo que eso implica y acompañarlo con presencia. Es el momento del camino en el que ya no necesitas que los demás aprueben tu proceso.


Donde lo salvaje en ti esa parte intensa, emocional, impulsiva, instintiva deja de ser un enemigo que hay que controlar… y se convierte en una energía vital que puedes mirar, contener y canalizar.


La Fuerza es el arquetipo de quien ya no huye de sí.


De quien ha aprendido a sostenerse sin exigencia.

Y que, sin alzar la voz, deja claro que su poder nace de adentro.


No es la fuerza que arrasa, es la que permanece.

La que no necesita explicarse.

La que habita su centro… y desde ahí, dirige.


¿Qué parte de ti está lista para ser mirada con esa suavidad que también es fuerza?





 
 
 

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