No fue que se alejaran: cambiaste de frecuencia.
- asp3020
- hace 1 día
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Hay relaciones que se rompen, y no por falta de amor, sino porque ya no pueden sostener la vibración de quien estás siendo ahora.
Como explicarte: cada vez que atraviesas un proceso de conciencia, tu campo energético cambia. Tu cuerpo, tu mente, tu emoción y tu espíritu comienzan a vibrar a una frecuencia más coherente con tu verdad. Ya no reaccionas igual, ya no puedes habitar los mismos lugares interiores, ya no te resuena lo que antes te mantenía ocupada o atrapada.
Y como resultado: tu energía se vuelve más clara
Ya no puedes fingir, ni quedarte en lugares donde tu alma se apaga para pertenecer.
Tu cuerpo lo sabe. Tu corazón también.
Una relación nacida desde la herida vibra distinto.
Está hecha de necesidad, de miedo, de silencios incómodos o de esfuerzos por agradar.
Y cuando tu energía empieza a moverse desde tu centro, desde responsabilidad, autenticidad y amor adulto, esas estructuras simplemente ya no resuenan más.
No se trata de rechazo.
De que tu vibración, más afinada, ya no puede sostener dinámicas que nacieron en el desajuste. Y entonces, la vida, con su sabiduría, empieza a ordenar lo que vibra contigo y lo que ya no.
Por eso algunas personas se alejan.
Por eso relaciones que fueron importantes se disuelven.
No es pérdida: es ajuste vibratorio.
Es el alma recordándote que evolucionar también es despedirse con amor.
Cuando entiendes esto, dejas de pelear con el proceso.
Dejas de culparte por cambiar.
Y comienzas a agradecer, incluso lo que duele, porque cada cierre te devuelve a tu frecuencia más verdadera.
La vibración de quien estás siendo hoy ya no busca amor desde la carencia, sino desde la plenitud. Ya no se acomoda para encajar, sino que habita su centro y confía en su luz.
Y aunque duela, reconoces que lo que se va, solo está honrando tu crecimiento.
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Y como me gusta cerrar cada artículo recordando una carta del Tarot de Marsella, como símbolo del viaje interior del que hablo, esta vez acompaña el texto La Muerte (XIII).
Lejos de ser una carta de pérdida o tragedia, La Muerte simboliza la liberación de lo que ya cumplió su propósito, la disolución natural de formas antiguas que ya no sostienen la nueva vibración del alma.
Su energía nos invita a mirar los finales desde otro lugar: no como algo que se rompe, sino como algo que se transforma.
En su aparente silencio hay movimiento, en su vacío hay espacio fértil.
El Tarot, más que un oráculo de adivinación, puede ser una herramienta viva de conciencia. Cada arcano refleja un aspecto de nuestra evolución y nos recuerda que la vida se mueve en ciclos: lo que muere, nutre lo que nace.
Así, La Muerte nos enseña a soltar con respeto, y a confiar en los procesos invisibles, 🌾
Adriana Soberon P. ©️ Copyright. Todos los Derechos Reservados.




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